jueves, 9 de octubre de 2014

VIVIR LEYENDO

Si acaso, leer es tan bello como vivir. A ver, a ver, no es comparable en sí, pero la belleza de leer comienza porque puedas elegir qué y esto mismo no es posible en otras tareas.
A ver, os aviso. Intentaré explicarme pero no tengo mucho que contaros ahora. Veremos al despedirme si he logrado demostrar la primera frase.


Qué bueno leer algo emocionante, que nos haga pensar, releer, recordar, compartir, soñar, ..., verdad?
Y puestos a disfrutar, si además uno elige y elige bien lo que quiere leer, leer puede transportarnos a una historia donde sentimos lo escrito.
Cuando vivimos, cuando sentimos sin leer, la experiencia es natural, original, real, especial, es principal. Aunque hayamos elegido lo vivido, lo normal es que la vivencia suceda a otra, y ésta a
otra, y así. Casi podría decir que es igual que si no hubiéramos elegido vivencia.
Entonces, podemos elegir lo vivido?
No siempre, no casi siempre, no. Lo vivido no se elige. Se elige, y tampoco, lo que piensas vivir, pero eso no alcanza en nada a lo vivido. Alcanza sólo a lo pensado.
Es bello pensar?, soñar con vivir un momento?, es bellísimo. Y más bellísimo es cuanto más difícil de vivir, si es lo soñado. Pero, a ver, es bonito leer?
Sobre qué? Qué? Elige, busca palabras, busca sentir, puede pasar que pienses viviendo lo que lees y, también, que leas pensando lo que vives, incluso, aunque menos probable, que vivas
leyendo lo que piensas.
Entonces, leer algo iguala a vivir algo?
No, pero elige bien lo que lees, piensa, saborea la buena lectura, la buena historia. Mientras puedas, procúralo siempre, elige lo que vives. Para saber si elegiste bien, habrá que haberlo vivido,
casi leído en la memoria.
Vive y lee, casi seguro que leer ayuda a vivir y seguro que vivir permite leer.
Bien, elegiste leer esto? Seguro que hubieras preferido vivir aquello que pensaste mientras lo hacías. Yo?, también mientras lo escribía.
Dirigido pues, casi exclusivamente, a mí mismo.
Resumiendo más, qué bueno poder leer, qué bueno escribir!

sábado, 8 de febrero de 2014

Abre los ojos

Hay días en que los ojos no miran tan solo, deciden ver. Hay momentos en que los pensamientos se esconden y dejan un resquicio de atención para ver lo cercano, lo inmediato.
 
Hoy fue un día de esos, hoy vi. Hoy hubo momentos de aquellos en que los pensamientos, las preocupaciones se sentaron al lado para ver también... ¡Sienta tan bien!
 
Hoy no hablo de nada trascendente por sí mismo, tan solo hablo de un momento, de unos minutos en que disfruté de un paisaje que 'estaba puesto allí' todos los días pero que no había disfrutado, que no había visto hasta ahora.
 
Os cuento. Paso por una carretera bastante a menudo y no recordaba la existencia de tantos almendros ni tampoco la hermosura que a mí me pareció que éstos, en su conjunto, tenían. Por su diversidad, por cómo aparecen, por la cantidad, por la sorpresa...
 
A que apareciese en mí esta visión y las ganas de contarlo, ayuda naturalmente el que estos almendros han florecido recientemente, el color entre blanco y rosa, violeta, y más...
 
Esto fue lo que llamó mi atención hoy, está claro, estaba claro, y que hubiese un fondo de cielo azul, y que estuviese amaneciendo,..., claro.
 
Y es que no hubiera dicho que había almendros en esta carretera. Apenas llamó mi atención el esqueleto de todos esos árboles días, meses atrás, pero desde luego ahora sí sé que los hay.
 
Durante Kilómetros vi distintas perspectivas, encuadres, imágenes, todas ellas dignas de una buena foto, memorables, recordables, complementarias, antagónicas, suplementarias, distintas, casi iguales en la esencia, sencillas, naturales, bonitas,...
 
Escondidos, atrevidamente asomados al asfalto, grandes, pequeños, altos, desgarbados..., los hay de todas formas y situaciones, crecen en un muro, nacen casi desde las piedras, pero también en grandes campos, alineados, desordenados, a la izquierda, a la derecha,..., no, en el centro no los vi...
 
Cuando tuve estas sensaciones que cuento, cuando estaba 'almendrado' por todas partes no lo pensé, pero ahora, mientras escribo, se me ocurre que esta imagen, esta sucesión de imágenes puede ayudar a disfrutar, creo que igual que ver una película, igual que escuchar una canción, igual que compartir charla y un café.
 
Todo depende de lo que necesite quien quiere disfrutar y del momento. Y ahora, algo confundido, me pregunto: ¿Habría que pagar IVA por este disfrute? ¿Tendría que haber peaje por parte de los propietarios de los almendros? ¿Será ilegal hacer una foto de este paisaje? ¿Estaría aprovechándome del esfuerzo de otros al recordar estas maravillas?... Uy, creo que bastante confundido... Olvidad esto último, sobre todo si tu nombre empieza por Crist, termina por óbal y eres ministro.
 
Termino ya, poco a poco. Comparto el itinerario que me hizo disfrutar de lo que te conté recordando. Desde Jalón a Alcalalí, en Alicante.
 
También antes y después, en Orba, Benidoleig y Pedreguer... De aquí las mandarinas, las naranjas y los limones, entre las hojas verdes,... pero os cuento otro día.
 
De momento miraré en estas tierras que transito las flores del almendro, de cada uno que pueda, para refrescar, para ver.