sábado, 18 de febrero de 2017

Un País y Diferente


Un País y Diferente
Este año pasado y el pasado del pasado hemos tenido elecciones, ¿verdad?
Algunas de ellas no han servido para encumbrar a figura alguna hasta el sillón presidencial. El mes de diciembre, además del sorteo de Navidad, antes que éste incluso, hubo elecciones, el 20D. Escribo estas letras y no para recordarles esto, no.
Escribo porque después de razonar, después de intercambiar “tweets”, después de ver y escuchar debates, unos sesgados y otros… también, después de leer la prensa, después de escuchar la radio, después de escuchar las cuñas de publicidad gratuita…, después de todo esto, me pregunto varias cosas.
¿Es nuestro país democrático? Esta pregunta es una pregunta sencilla de contestar pero, a mi juicio, podría contener un sentido perverso. Dependería de quién me hiciera la pregunta, en algún caso podría pensar que tengo poco que responder. Me gustaría saber explicar este sentimiento. Lo intentaré.
 
También me pregunto: ¿Quién ostenta el poder real en la sociedad? ¿Podría una o unas personas honradas, confiadas, que pensasen que las demás también lo son, ser buenas representantes de los ciudadanos y ciudadanas de este país? 
Sí, sí, claro.
También me pregunto: ¿La clase política debiera ostentar ese poder antes mencionado o bastaría con ser representantes de la ciudadanía? Son también, qué duda cabe, integrantes del poder ejecutivo y legislativo pero… ¿esto qué significa?

¿Sabe cada persona que resulta elegida como diputado/a que debe trabajar para intentar mejorar el ente al que representa? Un diputado nacional deberá trabajar por el bien de España, por el de los españoles; una alcaldesa, al igual que un concejal, trabajará por el de sus localidades, por el bien de sus vecinos y vecinas. Es fácil, ¿no? Sí, pero hay que añadir el matiz de “en general”.
Estos representantes debían buscar el buen fin para la generalidad, no para la generalidad de unas pocas personas o de un grupo con intereses cercanos, o de uno mismo. Bien, creo que esto es trivial.
Hablaba de democracia antes. Decía que intentaría explicar un sentimiento personal de manipulación, así lo he percibido algunas veces cuando nos dejan el saco lleno al lado, “coged toda la que queráis, cuánta más, mejor”. 
Y es que les cuento, después de los debates y de algunos periódicos, y de algunas cuñas publicitarias, y de más…, pues que veo injusto que tanta democracia olvide a algunos representantes.  Naturalmente me he fijado en detalles pero también me he fijado, y mucho, en las generalidades.
Pues que no esperaba que se acabase del todo el bipartidismo y tampoco que se desinflase el efecto popular de los partidos llamados emergentes. Pero mucho menos esperaba que se menosprecie la labor de otros partidos como…
¿Para qué voy a andarme por las ramas? No esperaba que la labor de UPyD mereciera un trato tan desigual al dado a otros partidos que aspiran a contar sus programas.
Tampoco esperaba el débil reflejo que causa toda esta labor de UPyD en la sociedad española, quizás no hayan sabido contarla bien, quizás no ha interesado a las personas influyentes de este país. Puede que no interesase.
En definitiva…  "No a las puertas giratorias" podría ser un inicio donde buscar, o el origen de algunas denuncias a personajes y entes sospechosos… Los representantes de UPyD no han aceptado asomarse a esas puertas y sí trabajaron y pagaron muchos procesos contra la corrupción...
Pero investiguen por ustedes mismos. Me permito decirles que no esperen escuchar noticias o leer artículos sobre esta agrupación, no hay mucha oportunidad. ¿Por qué?
Hoy, ya en febrero de 2017, después de bastantes semanas con este escrito preso del disco duro, he leido un tweet de Andrés Herzog y he recordado la emoción.

Sí, la emoción ante los logros jamás pensados. Recuerdo emocionarse a mi padre hace muchos años. Parecida circunstancia la he sentido, pensando en la política, pocas veces en mi propia persona.
Una de ellas fue escuchando al señor Herzog, en un debate televisivo, explicando el programa de UpyD, aún pareciendo ingenuo, lo reconozco. Un apunte, según mi diccionario de la Real Academia Española, la palabra ingenuidad significa:

                “Candor, falta de malicia”.
Y candor, por si acaso, significa:

                “Sinceridad, sencillez, ingenuidad y pureza del ánimo”.
No puedo decir mucho más. Bueno, sí.

Otro momento emocionante para mí fue escuchar un discurso del señor Gorka Maneiro, exdiputado vasco por UpyD. Fue en el Parlamento vasco, una de tantas comparecencias, el más activo en su ‘promoción’. Habló muy claramente definiendo algunos que otros sentimientos.
La verdad, no puedo decir más. Sólo confío que los diccionarios de las distintas Comunidades Autónomas no hayan adaptado algunas palabras o sus significados a la conveniencia política según el momento…, y si es así, ¡qué avisen, por favor!