domingo, 12 de agosto de 2012

Un camino cualquiera


¡Qué contento estoy! Lo estoy porque tengo ganas de hacer cosas, porque tengo un trabajo, porque quiero a mi familia -se dan cuenta del orden, cuantitativa y cualitativamente no es el real pero es significativo que sea éste y no otro-; bien, pues hoy escribía contento y pensaba que así me sentía.

Feliz no, hay demasiadas situaciones en el mundo que me hacen no saber por qué existe esa palabra. Pero sí contento, insisto.

Les explico.

Tengo ganas de hacer cosas. Tenemos planes, ilusiones: “mañana podemos dar un paseo por la playa”, eso es que estamos bien, no nos duele nada, o casi nada, y podemos permitírnoslas. Hasta hoy, pasear por la playa sale barato. Mañana espero que también.

Algo más. ¡Tengo trabajo! Tengo un trabajo, a veces dos. Después de ser un desempleado durante bastante tiempo y un revisor de correos electrónicos, a la vez que una persona dispuesta a emigrar, a emigrar para acertar, a acertar para aceptar, a aceptar para ganar, a ganar para gastar, a gastar para pensar, a pensar para emprender, a emprender para perder, a perder para soñar, a soñar para vivir, a vivir…, a la vez que sonreía cuanto podía, pues después de eso y de volver a estudiar y a gastar, después, recibí una oferta para trabajar, ¡trabajar!

Media jornada, a 85 km de casa; lo soñado, vamos. Casi no es una ironía lo anterior. Media jornada significa mucho más que multiplicar cero trabajos por mil. Sí, jornada completa es más que media jornada pero para dar un paso hay que mover una pierna antes que otra. Respecto a los 85 km, Noruega ‘pilla’ más lejos y acababa de mandar un currículum allí…

Después tuve aquello que una amiga me dijo, la suerte del trabajo, trabajo llama a trabajo. Antes de empezar en mi nuevo empleo donde acepté las condiciones de mis empleadores, tuve varios días de trabajo como camarero. Altas de un día, viajes al Servef, (¿os conté mis sensaciones cada vez que tuve que ir a la oficina de desempleo?, uf… no tomé notas, supongo que para olvidar pronto, lo puedo resumir en desasosiego, desesperanza, desconsuelo, daría para otro escrito), rememoré también saludos a una bandeja, recuerdos de la época de estudiante, reencuentros con gente entrañable y con gente eludible también.

Todo eso, y más, me encontré para hacer boca en aquello de volver a trabajar. Resultó que los 85 km se tornaron más próximos al tener la oportunidad momentánea de residir cerca del trabajo. Buen detalle ese. La familia quedaría, eso sí, a esos 85 km desde el lunes al viernes. Eso es difícil de buenas a primeras pero como buena y primera necesidad está la de tener dignidad y soy más digno –para mí mismo- cuando echo de menos a mi familia, sobre todo las tardes, pero tengo un ingreso en la cartilla del banco que no dice “…prestación por… o subsidio por…”, además casi es un compromiso patriótico.

Vamos, que me encontraba y me encuentro dichoso echando de menos a la familia durante la mayor parte de la semana. La situación se ha recompuesto en la época estival. La familia me acompaña durante gran parte de este tiempo. He tenido bastantes contradicciones dentro de mí, difícil aceptar lo bueno cuando estás esperando lo peor. Y es que mi confianza no está por encima de la media. No confío en este presente actual, me encuentro remando hacia una boya sin saber si habrá isla después, de península no hay rastro. Pero tengo ganas de remar, a veces me quitan los remos, o a mí eso me parece.

Ayer, un compañero del trabajo por días me llamó. Necesito seguirle porque estoy sin remos. La familia sigue cerca, menos mal. Todo sigue parecido, en agosto hace calor, hay mucha gente sensible, pero mucha, mucha gente valiente. Yo me quedo con ella, ¡qué contentos estamos!

jueves, 9 de agosto de 2012

Ortografíate


Quería hablar acerca de la ortografía, sí, de aquella ciencia que hace que tardemos mucho, pero mucho, tiempo en escribir un mensaje a otra persona. Esto, ya sea por internet como por sms, como por carta…. ¿Alguien de ustedes sigue escribiendo cartas a las amigas y los amigos? Ah, ya, ya…
No, ya, pero sí por internet y por sms. Bendita tecnología y es que la culpa es del tiempo. No sabemos más ortografía porque no trae a cuenta. Cuando escribes meticulosamente algo así como:
“¿Qué te cuentas? Llegué la semana pasada. Estoy en la casita de mis padres. Tengo ganas de verte. Te espero hoy por el parque sobre las 6.” Cuando vayas a llegar, tu interlocutor/a está decidiendo si lee el mensaje, lo manda descifrar o si era de algún desconocido. Si acaso os veis por el parque, te mirará raro y pensará: “Vaya sms q m ha mandao, m lo habrán cambiao”, porque tu interlocutor/a está acostumbrado/a a:
“””Ke qntas? Llegué la smana pasada. Stoy n la ksita d mis padres. Tngo ganas d vrt. T spro hoy x el parke sobr las 6””” . Y no exagero. Claro, claro, lo entiendes porque lo leíste en el párrafo anterior, que si no ya estarías haciendo el sudoku como yo.
Esto es porque acostumbran a la mente a los jeroglíficos y a los mensajes cifrados. Los muy jóvenes dominan esta ciencia, están acostumbrados a esto. Son grandes estudiosos de esta técnica, que avanza a diario hasta límites insospechados. Para ellos es sencillísimo resolver estos enigmas y crear nuevos a diario. Sí.
Bueno, y hablando de ortografía, debíamos aprender de la juventud, se me ocurre alguna que otra palabreja que se podría evitar y dejar de usar, porque digo yo: bastante complicada es la vida. Hay que trabajar, estudiar, compartir, madrugar, comer, …
A propósito, también hay que responder a aquella pregunta de: ¿qué hacemos mañana de comer?;  o limpiar la ducha al salir de ella, que digo yo, si me duché para dejar de sudar, ya la limpio mañana antes de ducharme, si eso.
¿He dicho lo de acordarse de qué comí ayer?, ¡qué pregunta más tonta!, ¡pero la mar de recurrida! Y no digo nada lo difícil de coincidir en el momento e intensidad de deseo sexual para practicar sexo con tu pareja, realmente difícil, casi, casi imposible…  Cuando a ella le apetece, escribo, estoy viendo deporte o estoy en lo más interesante del libro, o me iba ya… Cuando a mí me apetece, ella tiene que escribir, está viendo deporte o eso tan chulo, o está en lo mejor del libro, o tiene que hacer aquello que te dijo,  o se iba ya...
Es que la vida es complicada, sí. Sobre todo cuando llevas más de diez años casado con la misma persona, a la que sigues queriendo ¿cómo el primer día? Pues ya no me acuerdo.
Bien, pues buscando hacer la vida más fácil, a mí, que me gusta escribir, me parece que evitar palabras que no sabes cómo escribir es un buen consejo y una buena decisión. Sí, sí, parece tonto y de Perogrullo pero… ¿es que no has visto faltas en la prensa?, ¿o en un subtítulo de una peli?, ¿o en el folleto de las rebajas?, ¿o en el cartel de una tienda?
  Un ejemplo que me asalta a diario: tienda con su cartelito bien grande y bien mono, y en él dice: Bricolaje, que, en muchas tiendas y almacenes dedicados a él, también he visto escrito:
´Bricolage´.
¡Qué delito dedicarte a un tipo de negocio y no saber cómo escribir la denominación de éste o no cuidarte de saberlo! En este caso, es que cada vez que pides un permiso, una licencia, un trabajo de publicidad y marketing, le pegas una patada al diccionario. Trabajo en la tienda de bricolajjjjejeje… , con j de jefe, debía decir. Y no, ‘bricolage’ con g de geranio, jejeje…, que diría una chica que sé yo que le da alergia, que no alegría.
Que digo yo: aprendes equivocándote… eso es verdad, pero los que mandaron hacer, los que hicieron y los que pagaron el cartel no aprenden. Si hubieran aprendido, corregirían esa falta. No sé, con corrector, con el lapicito blanco ese, con una J sobre la G, o con un círculo rojo sobre la falta. Sería simpático, mira la nota que he sacado, un 0. Eso por equivocarme. O sea, que no es verdad que se aprende equivocándote, no siempre al menos. Se aprende dudando.
Si hubieras dudado, ¿es con J o con G? Voy a buscarlo en el diccionario, en el de la Real Academia, ¡no vaya a ser! Claro, claro, así sí. Con lugar a dudas aprendes un montón, sin lugar a dudas.
Así que duda cuanto puedas y, no lo olvides, cuando vayas a encargar el cartel, debes llevarte el diccionario, que después dudas, ¿cómo era? Sí, si lo miré a cosa hecha. Sí, puede pasar.
Que también hay un plan B. Tenía yo unas profesoras cuando… o más, mucho tiempo atrás, que te decían ante una redacción, usad sinónimos cuando no sepáis cómo escribir determinada palabra.
A ver, en situación, he de encargar un cartel superchulo y supercaro donde se lea “Bricola…e para toda la familia”, y no recuerdo cómo escribirlo y se me ha olvidado el Diccionario de la Real Academia de la Lengua y me da corte pedir que me ayuden…
Sí, claro, en el cartel vamos a poner: “Brico…”; no, mejor: “Todo para las reformas, …”; no, mejor aún: “Todo para tus chapuz…”; “…o para las manualidades…”; “De todo un poco…”; difícil este ejemplo. Si hubiera traído el diccionario de sinónimos al menos…
Pero os cuento cómo haría si fuese mi caso, mandaría hacer el cartel al instante. Su precio es por letras. Tantas letras, tanto dinero por letra, tanto cuesta.
¿Os acordáis de los sms? ¿Para qué poner bricolaje cuando con brico estamos en la onda, cuesta la mitad y no te equivocas?
Pues eso: BRICO. Con b al principio, de las altas, ¡eh! ¡No vaya a ser al final…!

miércoles, 8 de agosto de 2012

Sobre la reforma, la huelga y sobre las personas

¡Qué de palabras y qué de personas y qué de situaciones me ha hecho recordar el haberme cruzado con el grupo de manifestantes que partió (hace ya casi 3 meses) de la Universidad de Alicante!

Hoy, después de leer algunas noticias sorprendentes, retomo unos apuntes del día 22 de mayo y releo y retoco esas letras; decía en él que hay huelga del sector público de nuestra Educación.

Docentes y alumnado se unen a otras asociaciones, fundamentalmente sindicatos, para protestar contra los recortes presupuestarios previstos para este sector. Sin haber aterrizado aún la reforma educativa, se complica algo más el panorama social en nuestra querida España.

Quería compartir lo que he sentido cuando he visto a estas personas junto a una numerosa dotación de policía nacional y de guardia civil. La policía local intervenía tan solo cortando el tráfico de vehículos pero la policía nacional acompañaba a docentes y alumnado, los acorralaba. Desde luego, esta manifestación de este colectivo debía ser segura y nuestros cuerpos de Seguridad son la herramienta adecuada para ello.

Sentí rabia y sentí tristeza por verme reflejado en la cara de tantos alumnos y alumnas, pensé en mis hijos; también por ver a grupos de docentes universitarios rodeados de policía. Naturalmente deben preservar la seguridad de los manifestantes pero me pareció un ejército desproporcionado, teniendo en cuenta que no hay enemigos en esta discusión social. No debe haberlos.

Igualmente exagerado este despliegue desde el punto de vista económico. Supongo que se pensó en un mayor despliegue pero éste también se recortó.

Hablando de recortes educativos, naturalmente hay que cuadrar las cuentas. Hay que gastar por debajo de lo que se ingresa. O ésto, o tenemos unos ahorros previos, un colchón, que no es el caso, o tenemos una financiación adecuada y asumible... Está claro que nuestro Gobierno tiene que gastar por debajo de lo que ingresa pero -merece la pena pensarlo dos y más veces-, ¿no puede ahorrarse de otra forma?

La reforma laboral se podría aplicar a todos los españoles por igual o sólo a colectivos que vayan a trabajar por cuenta ajena. ¿Un político trabaja por cuenta ajena? No entro en ideología alguna pero autónomos, asalariados, empresarios, todos estos colectivos, hoy día, han aceptado la calidad de vida que se pueda en cada caso, y gracias a trabajar más. ¿La clase política también?

Sí, muy ambigua y tópica esta forma de contarlo pero es que hay barras de medir muy dispares y en la mayoría de casos el esfuerzo para una positiva adaptación a la realidad ha sido enorme, está siendo enorme. En algunos casos, se llega al límite y seguimos sin zafarnos de esta presión.

No ayuda a sobrellevar este esfuerzo el leer un periódico o escuchar la radio. El cúmulo de noticias donde se denuncian actitudes reprobables y aptitudes dudosas de personas, físicas o jurídicas, que cobran de los presupuestos generales del Estado es más que vergonzoso, por numeroso y por el escaso eco que consigue. Sirven estas noticias como piedras arrojadizas en el congreso o en las campañas electorales de turno, de la izquierda a la derecha y de la derecha a la izquierda.

Bueno, puede ayudar leer ese periódico o escuchar esa emisora. Hace poco leí acerca de la necesidad de difundir historias, lecturas positivas de la etapa que estamos viviendo, escritos que te hagan llamar a una persona querida y contarle, que te hagan pensar que todo va a ir, seguro, mejor... Me viene a la cabeza alguna historia y alguna persona a la que contaría... Buenísima iniciativa que seguir.

Busquemos esos periódicos, esos programas, esos ratos donde disfrutemos y hagamos disfrutar. No pude hacerlo hoy, no tuve ganas de llamar a nadie. Tropiezo con un artículo sobre una profesora que se entera de ser despedida por el cajero automático... y con otro sobre un robo a supermercados por parte de jornaleros... y con otro sobre una estafa por parte de una agencia de...

Antes de disfrutar, definitivamente, toca apechugar, ... es verano, quizá ese factor sea decisivo. Demasiado calor para movilizarse, sólo leemos y escribimos. Llegará septiembre ... y el cole, el insti y la uni, y ...